Habitualmente suelen usarse tres expresiones de forma indistinta cuando se habla de accidentes de tráfico. Con la finalidad de ayudarte a reconocerlas, a continuación analizaremos las diferencias entre cervicalgia, esguince cervical y latigazo cervical.

Qué es la cervicalgia, el esguince cervical y el latigazo cervical. 

Dicho en términos sencillos, la cervicalgia es el dolor de la cerviz. De acuerdo a la definición de la Real Academia Española, la cerviz es la parte dorsal del cuello, que en el ser humano consta de siete vértebras, de varios músculos y de la piel. Por lo tanto, si se produce algún tipo de dolor en cuello, sin importar que sea en las vértebras o sus demás componentes, entonces se trata de un caso de cervicalgia. 

Con respecto al esguince cervical, se trata de un tipo de afección de la cerviz. Podemos entender mejor esto si tenemos en cuenta que un esguince se produce por un estiramiento o rasgadura de los ligamentos, el tejido fibroso que conecta los huesos o las articulaciones. Por lo tanto, cuando se produce algún daño en las articulaciones o los ligamentos del cuello se origina un esguince cervical. Como es lógico pensar, este tipo de afecciones pueden causar episodios de cervicalgia, ya sea esporádica o permanente. Por eso, es habitual que se hable indistintamente de cervicalgia y esguince cervical, pues es evidente que ambas afecciones conviven entre sí, aunque en realidad no son lo mismo. 

Por último, el latigazo cervical suele ser el motivo más frecuente por el que una persona sufre un esguince cervical y, por supuesto, una cervicalgia. Su nombre se deriva de un movimiento brusco de tal magnitud que causa una afección seria en la cerviz. Habitualmente el daño en el cuello suele ser leve y corregirse en poco tiempo en la mayoría de los casos, pues el cuello está diseñado para soportar movimientos bruscos. Sin embargo, cuando su naturaleza sobrepasa el impacto de los eventos cotidianos, entonces puede tardar varios meses en curarse y dejar secuelas permanentes, especialmente si no se recibe la atención médica adecuada.

En resumen, y en respuesta a la pregunta que originó este artículo, la cervicalgia y el esguince cervical no son lo mismo aunque ciertamente están íntimamente relacionados. Un esguince producirá inevitablemente una cervicalgia. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando la afección es causada por un accidente de tráfico? Veamos.

Indemnización por esguince cervical.

Normalmente se habla de la posibilidad de obtener una indemnización a causa de un latigazo cervical. Sin embargo, técnicamente esta afirmación es incorrecta, pues en realidad lo que causaría que se deba pagar una indemnización es el daño ocasionado, es decir, la gravedad del esguince. En un dado caso, podría alegarse que la intensidad de la cervicalgia podría incidir directamente en la cantidad otorgada como indemnización, especialmente por el daño psicológico y físico que causa. Pero en definitiva, el latigazo cervical por sí mismo no garantiza la obtención de una indemnización.

Se puede entender mejor este punto si pensamos en una persona adulta, con buena salud física y fortaleza, que sufre un latigazo cervical por un choque automovilístico. El daño podría ser menor que el que sufriría una persona de complexión delgada y con poca fortaleza física. Por supuesto, si el afectado además padece una enfermedad en los huesos o las articulaciones el daño podría ser considerablemente mayor. Por lo tanto, el latigazo cervical solo es el detonante, pero de ningún modo es el factor determinante para asignar una indemnización. Para que sepas cual es la cantidad correcta que te corresponde de acuerdo al daño causado, consulta con un abogado experto en estos temas.

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